Me quedé con tu poema

Él estaba ahí escribiendo, como si nada, en el bloque de cemento a la entrada del callejón. Y yo pensando que me gusta que exista otra gente así, y que traje todo menos mi libreta. Y fue así como me paré en la vereda de enfrente y empecé a sacarle fotos. Y el pip que hace mi máquina lo alertó y levantó la cabeza y me vio inclinada en la vereda de enfrente sacándole fotos. Y le dije ¡pero no te muevas! Y volvió a bajar la mirada y volvió a escribir, entonces me animé y crucé y me senté al lado suyo y lo congelé en mi cámara de nuevo y me dijo que me cambiaba su texto por una de mis imágenes suyas. Y me pasó su texto y su e-mail y yo le dije te conozco. Y me dijo yo te conozco a vos también. Y resulta que nos conocíamos, porque al final los que podemos estar sentados en un callejón, escribiendo en una libretita, siempre nos conocemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario