una vez una tarde


en la oscuridad una mujer
como siempre desnuda
araña la espalda del hombre
en una caricia usual

el grito se oye desde
el balcón / un balcón
mientras María cuelga
unas ropas
(que no se secaron
cuando debieron)

así la noche cálida
y seca
distante siempre
se presenta
en suburbios grises
llenos de gatos
y balcones
y palomas
y gritos

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