No hay ojos para todo


I.
La calle se inunda de niebla
los muchachos del muelle apagan el cigarrillo
Quizá sea hora de irme, le dijo él
¿Qué?, la cara de ella de hielo
Y él tomó el camino del muelle
hasta convertirse en gaviota

II.
Las calles huelen a movimiento
y yo me alimento
de la mística que tiene mi situación:
estoy lejos de lo que conozco,
ilusiono con libertades,
hay infinitas librerías,
hace frío
y las personas destilan
una especie de arte
que persigo

III.
En el puerto los chinos
bajan de sus barcos
y abrazan
a sus amantes
mientras las gaviotas siguen sus pasos

IV.
No escucharte
estando lejos
mientras le sonrío a otro
no es serte infiel

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